Inspirada en los archivos reales del Padre Gabriele Amorth (Russel Crowe), exorcista principal del Vaticano, El Exorcista del Papa lo sigue mientras investiga la posesión de un niño y termina descubriendo una conspiración que hace siglos fue encubierta por el Vaticano.

En líneas generales estoy bastante cansado de las películas de exorcismos. Hace años que no se aporta nada nuevo sobre el tema, con guiones que parecen generados por ChatGPT. La reciente y pésima “13 Exorcismos” (Jacobo Martínez, 2022) es solo un ejemplo, por lo cual, cuando sale una película con la palabra “exorcismo” en el título, voy predispuesto a que sea un espanto inmirable. Sin embargo, El Exorcista del Papá me tapó la boca. 

La primera escena marca el tono. Nos damos cuenta de que no solo es una película que no se toma muy en serio, y de que el personaje estará un poco para la joda al estilo Constantine, sino que tiene al mismo tiempo una ambientación seria, propia de los mejores ejemplos más recientes del género que intentan emular a la icónica El Exorcista (siendo mi favorita El Exorcismo de Emily Rose) 

Por lo tremendo del sonido, agradezco haberla visto en el cine, y recomiendo a todos que la vean en uno. En los momentos más tensos, donde uno puede pegarse flor de cagazo, aparecen ruidos distribuidos a lo largo de los parlantes de toda la sala, generando una experiencia que aumenta los saltos. 

Más allá de la historia, una interesante mezcla de demonios, enfermedades mentales, elementos históricos, culpas y amores, destaca la parte técnica. La fotografía, la ambientación, los movimientos de cámara y lo ya mencionado del sonido aportan mucho. 

Como negativo se puede decir que hay algunos efectos especiales medio truchos. Me acuerdo particularmente de un momento en el que una poseída se transforma en una especie de araña. El resto están muy bien. Para mí, el mejor es uno medio parecido al que se vio en “Arrástrane al infierno” (Sam Raimi, 2009). 

También está bueno que no haya nada que se sienta apurado, sino que se nota que el guión, basado en libros del propio Gabriele Amorth (un tipo que existió y que cuando termina la película deja con ganas de investigar más) fue muy bien pensado. 

Vayan. Se van a reír como si estuvieran viendo Constantine y se van a cagar como si estuvieran viendo El Exorcismo de Emily Rose

Juan Pablo Aguirre