Se me hace difícil eliminar todo rastro de preconcepto al comentar una película argentina, más aún teniendo en cuenta el tema que trata “El Método Tangalanga”, que explora los inicios de un joven empleado, tímido y retraído, que al amparo del anonimato telefónico comienza a adquirir confianza para realizar chistes y cargadas telefónicas, así como para mostrarse “tan galán” con las mujeres.
Las situaciones que se generan me retrotraen a la época de Olmedo y Porcel, humor hoy por hoy en situación de “cancelado”.
Me llamaron la atención la cantidad de risas juveniles que escuché en sala, lo que me lleva a pensar que tal vez no estaría tan mal volver a analizarlo.
Quiero destacar la muy buena reconstrucción de época de los años 60. ¿Dónde habrán conseguido ese grabador a cinta marca Geloso? Quiero uno. Por otro lado, los personajes, un vendedor chanta, un típico jefe y el director de un hospital, están muy bien logrados.